Este celular dejará de funcionar cuando ya no lo necesite porque puedo adquirir otro mejor; del mismo modo en que las especies que en la historia evolutiva no se adaptaron, extinguiéndose, dejaron lugar a las más aptas.
El progreso, ideal típico de la modernidad, está puesto en cuestión en Fragmentar la obsolescencia. Primavera silente, la exposición colectiva que marca la llegada de BIENALSUR 2025 al museo MAR de Mar del Plata. Y las aves, esas criaturas que conectan la prehistoria con el presente, son las guías para señalar problemas y metáforas sobre los diferentes puntos de vista.
La primavera en silencio del título, inspirada en un libro de 1962 de Rachel Carson, se refería al pronóstico de la investigadora estadounidense sobre la expansión del uso de pesticidas: las aves ya no cantan. La realidad superó su imaginación y los artistas, más que nunca, están atravesados por estas preocupaciones. Desde la última edición de la Bienal, los trabajos que las abordan se multiplicaron tanto en cantidad como en perspectivas.
Primavera silente es la primera de una serie de exposiciones dentro del paraguas conceptual de Fragmentar la obsolescencia. “Reúne la obra de un conjunto de artistas que trabajan la imagen contemporánea vinculada a lo político, social y ecológico que pone en tela de juicio la idea de obsolescencia de que las cosas o la materia perecen”, definió la curadora Clarisa Appendino, en la previa a la inauguración, en la helada tarde del sábado.
La exposición ocupa el hall del Museo MAR y una sala completa con la obra de 10 artistas locales e internacionales, entre los que se producen cruces y coincidencias inesperadas. “Comparten una visión política sobre cómo pensamos los vínculos con lo externo, la percepción de la materialidad donde la caducidad entendida como productiva debe ser revisada”, añade la curadora.
Minutos después, quedó inaugurada en el regreso de BIENALSUR al Km 383 de su recorrido transnacional que alcanzará más de 70 ciudades en los 5 continentes hasta fin de año. “Si ustedes pensaron que estamos locos, están en lo cierto”, bromeó Aníbal Jozami, director general de BIENALSUR, acompañado por Diana Wechsler, directora artística de la Bienal y Appendino.
Los recibieron el director del Museo MAR, Ezequiel Pérez Sáenz, y la subsecretaria de Cultura provincial, Victoria Onetto, quien destacó la participación de Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo, en Luján, en esta quinta edición.
“A pesar de que las situaciones distópicas y los modos de habitar que aparecen de manera recurrente, varias sedes plantearon que querían tomar partido por las cosas por las que vale la pena seguir viviendo, una tendencia que me da mucha esperanza”, dijo a Clarín Diana Wechsler.
A vuelo de pájaro
Una monumental instalación de Fernando Docampo, artista marplatense emigrado de niño a Australia, abre la exposición. Frases en tamaño gigante, confeccionadas en textiles de colores, cuelgan de lo alto del techo del edificio, con un alfabeto propio; todo remite al ámbito escolar. Y parte de las indagaciones del artista sobre la construcción de una nación a través de los valores impartidos en el aula y la inserción de especies foráneas. Como hizo Sarmiento al promover los gorriones desde Londres y los eucaliptos para “completar” la llanura pampeana.